La metáfora que necesitas escuchar
¿Te has fijado en que cuando pisas una “KK» te la quitas enseguida del zapato? Porque, seamos sinceros, nadie quiere ir por la vida dejando un rastro apestoso. Entonces, ¿por qué no hacemos lo mismo con las personas que no aportan nada en nuestra vida? Sí, esas que solo traen drama, negatividad o una energía que te deja más seco que un cactus en el desierto.
La lección detrás de esta metáfora
Hay una lección muy clara en esta metáfora, y es que, igual que no dejamos que una mancha desagradable se quede pegada a nuestro zapato, tampoco deberíamos permitir que personas tóxicas se queden pegadas a nuestra vida. No todo el mundo merece un asiento en tu mesa. Y no, no se trata de ser cruel, sino de ser selectivo con la gente que te rodea, porque tu energía es un recurso valioso.
El mundo se divide en dos tipos de personas
El mundo, queridos lectores, se divide de una forma muy sencilla:
- Existen las personas que están con cualquiera por no estar solas
- y luego existen las que prefieren estar solas antes que estar con cualquiera.
Y aquí va la reflexión importante: No hace falta encajar en ningún sitio, con que encajes entre lo que piensas y lo que dices, ya es bastante.
La importancia de la coherencia interna
Cuando en coaching hablamos de coherencia interna, nos referimos precisamente a esto. Cuando tus pensamientos, palabras y acciones van alineados, te conviertes en una persona auténtica, en alguien que sabe quién es y qué quiere. Y cuando llegas a ese nivel de claridad, dejas de conformarte con cualquier compañía solo por miedo a la soledad. Empiezas a valorar tu espacio, tu paz y tu bienestar.
¿Cómo saber si alguien no aporta nada en tu vida?
Es sencillo: observa cómo te sientes después de pasar tiempo con esa persona.
- ¿Te sientes recargado o agotado?
- ¿Te impulsa o te frena?
- ¿Te apoya o te critica constantemente?
las relaciones saludables suman, no restan. Si alguien te deja con la sensación de haber pisado algo desagradable, tal vez es hora de limpiar el zapato.
Aprender a soltar es un acto de amor propio
Aprender a soltar es un acto de amor propio. No tienes que justificarte por querer rodearte de personas que te inspiren, te motiven y te hagan crecer. No tienes que sentirte culpable por alejarte de quien no suma. Recuerda: tu tiempo y tu energía son recursos NO renovables. Inviértelos sabiamente.
La soledad no es tu enemiga
También es importante hablar de la soledad. Estar solo no es malo; de hecho, puede ser uno de los mejores regalos que te hagas a ti mismo. La soledad te da el espacio para conocerte, para escuchar tus pensamientos sin ruido externo y para fortalecer esa coherencia interna de la que hablábamos antes. Cuando aprendes a disfrutar de tu propia compañía, dejas de necesitar la validación de los demás.
Y eso, amigo mío, es un superpoder.
Limpia tu zapato de relaciones tóxicas
Así que la próxima vez que sientas que alguien no aporta nada positivo en tu vida, recuerda esta sencilla metáfora: Si te manchas el zapato, te lo limpias.
Haz lo mismo con las relaciones que no te hacen bien. No te quedes con lo que te resta solo por miedo a estar solo. Porque, al final del día, estar en paz contigo mismo siempre será mejor que estar acompañado por cualquiera.
Elige bien a las personas que se quedan en tu vida. Rodéate de quienes te sumen, te inspiren y te quieran bien. Y recuerda: No hace falta encajar en ningún sitio. Con que encajes entre lo que piensas y lo que dices, ya es bastante.

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José Ignacio Méndez